Declaración de la Conferencia de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas-CIPOML.
Un nuevo estallido social en contra de
las políticas antipopulares de la burguesía se ha producido, esta vez en
Colombia.
Millones de trabajadores, campesinos,
jóvenes, mujeres, desempleados, artistas, jubilados, vecinos de los barrios han
paralizado el país con una combativa protesta que inició el pasado 28 de abril,
y aún continúa a pesar de las decenas de luchadores y luchadoras asesinados por
las fuerzas del orden, los cientos de heridos, torturados, golpeados, e
inclusive agredidos sexualmente. El Ejército y la Policía han respondido con su
habitual política guerrerista, para enfrentar a quienes consideran como el
enemigo interno.
La contundencia de la protesta, que
inclusive ha rebasado las previsiones de las organizaciones convocantes del
Paro del 28A, obligó al derechista gobierno de Iván Duque a retirar la
propuesta de ley de reforma fiscal que, de manera cínica, la puso por nombre de
«Solidaridad Sostenible». Con esta se pretendía incrementar y elevar impuestos
sobre los salarios y el consumo, que afectan principalmente a los sectores
populares y medios de la población, al tiempo que el Gobierno ha tomado medidas
para rebajar los impuestos sobre la renta de las grandes empresas.
La reforma fiscal no pasó, la
movilización popular forzó la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto
Carrasquilla —cerebro gris del proyecto— y Duque ha convocado a un «diálogo
nacional» para superar la crisis, pero la lucha sigue. El pueblo colombiano no
da tregua, está desafiando a un Estado autoritario, abiertamente represivo, en
el que es público que los jefes militares, policiales y de todo el aparato de
seguridad comulgan ideas fascistas, trabajan bajo el tutelaje de los aparatos
de inteligencia estadounidense, son promotores de los grupos paramilitares y
tienen nexos con el narcotráfico. Esta lucha es un claro ejemplo de que, cuando
las mayorías populares se unen y combaten, hacen retroceder al más fiero
enemigo.
La masividad, amplitud y combatividad
de la protesta expresan el grado de insatisfacción y frustración existente en
el pueblo por sus condiciones de vida: cerca de un 10% de desempleo abierto, un
50% de personas que trabajan en la informalidad; uno de los países con la más
alta tasa de desplazados internos por pobreza, violencia e inseguridad generada
por el Estado; una población duramente golpeada por la pandemia y un gobierno
incapaz de articular un adecuado plan de vacunación; el país con el segundo
presupuesto militar más alto en América Latina; un país en el que en el primer
trimestre de este año hubo 23 masacres y durante el año 2020 se asesinaron a
más de 250 campesinos, dirigentes poblacionales, sindicales, comunales. En
noviembre de 2019, el pueblo colombiano dio ya una clarinada con una masiva y
combativa protesta social; en general los reclamos, las movilizaciones de
distintos sectores populares son constantes.
Expresamos nuestra solidaridad esta
lucha y llamamos continuar levantando en los distintos países acciones de
solidaridad con el pueblo y de condena al gobierno de Iván por la criminal
represión desatada contra el pueblo. Nos unimos a la demanda de renuncia del
presidente Iván Duque.
Nos unimos a los camaradas y
dirigentes del Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista) que se hallan
en la primera fila del combate.
Denunciamos que los sectores más
reaccionarios del Estado colombiano: Uribe, Duque, los jefes de las fuerzas
militares y policiales miran a la protesta social y sus actores como acciones
de guerra, como eventos que buscan «desestabilizar el poder y poner fin a la
democracia», bajo esa lógica han respondido con saña y odio los reclamos del
pueblo. Las fuerzas del orden están en estado de guerra contra el pueblo, lo
cual lo repudiamos y llamamos condenarlo en todo el mundo.
Comité Coordinador
Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista –
Leninistas
CIPOML
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