El
triunfo de la opción APRUEBO con el 78% de las preferencias, demostró el deseo
mayoritario por cambios profundos en nuestra sociedad y sistema económico,
expresadas durante el estallido social de octubre del 2019. A pesar de esto la
cantidad de ciudadanos con derecho a voto que asistieron a las urnas fue
alrededor de un 50%, porcentaje parecido al de las últimas elecciones, el 50%
restante corresponde a la abstención histórica. Lo mismo ocurrió durante las
primarias convocadas por el Frente Amplio y Unidad Constituyente (ex Nueva
Mayoría sin el PC) donde solo 420.000 personas votaron por candidatos a
gobernadores y 150.000 por alcaldes a nivel nacional.
Esto
se puede leer de dos maneras: parte de la gente que no voto lo hizo como una
forma de rechazo al sistema o no lo hicieron simplemente por apatía, la segunda
opción es la más factible si se observan las distintas elecciones en
retrospectiva. Este grupo representa a los sectores más atrasados de la
población que solo esperan la entrega de bonos o regalías, esto como resultado
de décadas de clientelismo político.
El
estallido social que remeció al país no logro transformar el plebiscito en una
opción para las masas y mostro su poder desmovilizador desviando la lucha de la
pequeña burguesía que conformo el grueso de los manifestantes hacia la salida
electoral. Confirmado el triunfo del APRUEBO las movilizaciones se redujeron a
una mínima cantidad de jóvenes radicales que se sienten interpretados por la primera
línea, convocando al pueblo a pedir la renuncia de Piñera, incluso planteando
tácticas para tomar la moneda. Frente a la baja convocatoria culpan a los
participantes del estallido social de inconsecuencia, aun así, siguen llamando
a protestas frente a la Moneda, pero con nueva consigna, la libertad de los
presos políticos.
Están
haciendo la revolución sin importar si los trabajadores la quieren, sin
importar si el Estado perdió la capacidad para mantener el sistema. Pasan los
ministros del interior y los generales de carabineros, los escándalos
financieros y nada se mueve. El aparato productivo y la banca sustentan el
gobierno junto a la Socialdemocracia, pero los jóvenes revolucionarios siguen
saliendo a la calle convencidos que solo por su voluntad caerá el gobierno.
“Todos
los partidos oficiales unidos aquí en un montón, y allí los socialistas en una
columna; gran batalla decisiva, triunfo en toda la línea con un solo golpe. En
realidad, las cosas no ocurren de un modo tan sencillo. En la realidad, la
revolución comienza, por el contrario …cuando la gran mayoría del pueblo y con
ella los partidos oficiales, se unen contra el gobierno, que de este modo se ve
aislado, y lo derriban, y solo después que aquellos partidos oficiales que
todavía son posibles se echan a pique entre sí unos contra otros, y unos tras
otros, sólo entonces, se establece la gran divisoria… y con ella la
probabilidad de nuestra dominación. Si nos empeñásemos… encomenzar la
revolución sin más por el último acto, lo pasaríamos lamentablemente mal…” (Marx-Engels
“Cartas a A. Bebel, W. Liebknecht, K. Kautsky y otros. (Ed. Alemana), 1933,
pág.275).
Por su
parte la mayoría de la población se enfrasco en el debate sobre la entrega del
segundo 10%, los medios de comunicación se encargaron de criminalizar la protesta
y mantener la atención sobre la discusión parlamentaria para aprobar la entrega
de los fondos.
Seguido
a esto comienza la carrera por las candidaturas a representantes para la
Convención Constituyente. Los partidos y grupos de izquierda que en un
principio llamaron a votar por el APRUEBO, que conocían de antemano que el
sistema electoral los dejaría fuera y que el carácter de la Convención (art
21.200) no les permite llevar a cabo las transformaciones que prometieron. El
artículo 21.200 no permite modificar los pactos internacionales vigentes, lo
que afecta directamente a las demandas por recuperar los recursos naturales hoy
en manos de transnacionales, la modificación del sistema de pensiones en tanto
estén involucrados capitales extranjero, sentencias judiciales inmodificables, por
lo que los presos mapuches y de la revuelta seguirán presos por luchar.
Hoy se
presenta con posiciones erráticas, apruebo sin ilusiones, llamar a votar
apruebo y asamblea al mismo tiempo, llamar a la asamblea popular y luego
aceptar cupos a las elecciones de constituyentes en la lista del Partido
Comunista revisionista, ya fuera del pacto Nueva Mayoría, táctica
electoral que busca no mostrarse aislado y recoger los votos de la izquierda extraparlamentaria.
Con este objeto se muestra cada vez más izquierdista incluso apoyando a los
presos políticos de la revuelta después de un año de guardar silencio.
En el
extremo contrario los trabajadores se movilizan por reivindicaciones
económicas, pero con un espíritu combativo tomando posiciones de fuerte crítica
al sistema Neoliberal.
La huelga
indefinida de los trabajadores de CMR Falabella con aprobación del 83% del
sindicato, empresa parte de uno de los monopolios más grandes del país en manos
de la familia Solari, grupo usurero al que le deben millones de chilenos. El
Diario Financiero informó dos días antes de iniciada la huelga, que Falabella
reportó ingresos por $3 mil 154 millones durante el tercer trimestre de 2020 y
que es un 12 por ciento mayor que la reportada en el mismo trimestre de 2019.
La huelga
del supermercado Unimarc Temuco, Pinto 72, perteneciente a Álvaro Sahie, dueño
del banco Itau, Corpbanca y Copesa entre otros, uno de los super ricos que
lucro con la distribución de cajas de alimentos COVID-19. 50 mil cajas por un
monto total de 1.700 millones de pesos. Con ganancias el 2020 por $605.276
millones en el rubro supermercados, solo en Unimarc, el incremento fue de un
6,3%, mientras que en los formatos mayoristas alcanzó un 19,3%”. En su apoyo al
gobierno empresarial llego hasta facilitar uno de sus locales en Maipú como
centro de detención del ejército durante el estallido social.
Estos
movimientos huelguísticos en empresas pertenecientes a los grupos económicos
que sostienen el sistema y el gobierno de Piñera no son objeto de interés de
los candidatos a la Constituyente ni de los jóvenes revolucionarios detrás de
las barricadas en la Moneda, pero son los trabajadores de estas empresas
monopólicas los muestran el camino para hacer temblar el sistema.
El
triunfo de la opción Apruebo debe dar paso a la creación de asambleas populares
que redacten la constitución que queremos, no podemos tener una actitud pasiva
ni escondernos en consignas sin contenido ni propuesta. Las propuestas
que surjan de las asambleas las impondremos a los candidatos y a la Convención,
como ya lo dijimos en nuestra declaración pública del 16 de octubre, solo así
ponderemos en la mesa los temas que nos importan para que se conviertan ley.
La
conformación de las Asambleas en las fábricas, empresas y barrios permitirá no
solo discutir una nueva constitución, sino que también organizar a trabajadores
y pobladores en torno a una nueva alternativa de gobierno con amplia
participación de las masas. Junto a este
proceso debemos fortalecer el sindicalismo de clase con vocación de poder,
unido a la lucha por la vivienda, educación y salud dirigido por un frente de
partidos revolucionarios y democráticos decididos a conquistar un Gobierno
Popular donde los trabajadores tengan poder de decisión y las más amplias
garantías democráticas y la convicción de defenderlo con todas las formas de
lucha contra un golpe de estado.
Los
comunistas revolucionarios estamos en este camino, organizando asambleas
populares en cada fabrica, empresa y lugar de trabajo, con nuestros militantes
comprometidos con la línea del partido, difundiendo el programa del Gobierno
Popular camino a la Revolución Democrática Popular y el Socialismo.
¡¡COMPAÑEROS,
LA REVOLUCION ES NECESARIA!!
PARTIDO
COMUNISTA REVOLUCIONARIO DE CHILE
2 de
diciembre 2020