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Apropósito del 50 Aniversario del triunfo de la Unidad Popular compartimos este trabajo que analiza las causas del fin del gobierno popular desde una mirada critica.
Apropósito del 50 Aniversario del triunfo de la Unidad Popular compartimos este trabajo que analiza las causas del fin del gobierno popular desde una mirada critica.
El desarrollo de la
pandemia ha mostrado otra faceta de la competencia entre China y EEUU,
encontrar primero la vacuna contra el COVID 19. La aparente ventaja de China en
controlar los contagios así como el avance en la búsqueda de una cura provoca
el entusiasmo de algunos Partidos Comunistas que se declaran
marxistas-leninistas, en especial de Chile y Argentina, por anunciar la
superioridad del sistema socialista en China .
Esta confusión u
oportunismo de partidos que saltan de una posición a otra según su conveniencia
buscando un buen árbol al que arrimarse, los lleva a pasar por alto los hechos
objetivos, estos partidos maoístas encubiertos niegan el carácter imperialista
de China, así como la explotación del proletariado Chino y la conducción del Estado
por una clase burocrática y burguesa enquistada en el poder junto a la casta
militar que la perpetua.
Estos maoístas declaran
que China es socialista porque cumpliría,
estando Mao en vida, con las bases comunes de la edificación del socialismo:
1.- La existencia de
un partido que representa la vanguardia de la clase obrera y que aplica las
lecciones del marxismo-leninismo. Cuando Mao Zedong inicia la Gran Marcha
abandonando las ciudades, dejando el trabajo en la clase obrera, el grueso de
la militancia del partido la componen campesinos, burgueses y vagabundos, que
marcara en definitiva su origen pequeño burgués, que deja de aplicar las
lecciones del marxismo-leninismo el cual es reemplazado por el “Pensamiento de
Mao Zedong” el cual promueve la participación burguesa en la nueva sociedad y
en el partido, siendo desplazado del poder más tarde por sus propios socios
burgueses, recurriendo a pugnas palaciegas para recuperar parte de éste.
2.- La
transformación revolucionaria de la naturaleza de clase del estado e
instauración de la dictadura del proletariado, destruyendo el poder económico y
político de la burguesía. Pero según el “Pensamiento de Mao Zedong” las
contradicciones de clase entre el proletariado y la burguesía, eran contradicciones
en el seno del pueblo, por tanto el Estado que se instauro fue pluriclasista e
incluso la burguesía podría ser incorporada a la construcción del socialismo en
China.
3.- La instauración
de una economía centralizada bajo la dirección del Partido basada en las
enseñanzas del marxismo-leninismo y en la experiencia de la Unión Soviética,
que indicaban que el desarrollo de la industria pesada era fundamental para
desarrollar la industria liviana y la agricultura. Pero Mao adopta el camino de
desarrollo capitalista, poner la industria liviana y la agricultura ha
desarrollar como la principal tarea para salir del subdesarrollo. Al perder el
apoyo económico e industrial del revisionismo jruchovista que campeaba en la
Unión Soviética, China no cuenta con una industria pesada que la abastezca de
todo lo que necesita para seguir expandiendo la industria liviana y la
agricultura, viéndose el Partido en la obligación de colocar el desarrollo de
la industria pesada como la principal. Para recuperar el tiempo perdido Mao
plantea el “Gran Salto Adelante” que inicia la campaña para elevar la producción
de acero, colocando la actividad
subjetiva de los hombres por encima de las condiciones objetivas, campaña que
resulto en un gran fracaso.
4.- Una Reforma Agraria
radical que permita la introducción relaciones de producción no capitalista en
la agricultura, y después la implantación práctica de las relaciones de
producción socialista. Pero Mao pretende saltar la etapa de la cooperativa agrícola a la
instauración de las “Comunas Populares” implantando el comunismo de inmediato
en el sector agrícola, lo que provocó una crisis en la productividad, por
negarse los campesinos a perder su parcela de tierra y sus escasos animales.
Esta política errática pequeño burguesa de anteponer el factor subjetivo sobre
las condiciones objetivas en la industrialización y en la agricultura, le
significo a Mao perder poder en el Partido y en el gobierno ante Liu Shao-Chi y
Teng Siao Ping iniciando la “Revolución Cultural” para recuperarlo.
Muerto Mao en 1976
Hua Guofeng ante las reformas propiciadas por Teng Siao Ping (Vicepresidente
del Partido) en diciembre de 1978, dijo: “Todo lo que las decisiones políticas
de Mao había tomado, deben ser respetadas independientemente de las
instrucciones que tenia de dato, estas se deben seguir con firmeza”.
Por su parte Teng
Siao Ping respondió: “que mantenerse fiel al pensamiento de Mao Tse Tung no
significaba el aferrarse a citas o párrafos, sino de tratar de entender y
aplicar el método y el sistema de análisis de Mao”
El proceso de
reforma iniciado en 1979 no tuvo una concepción pre-establecida , estas
perseguían establecer un modelo económico de inversión, ahorro y exportaciones
baratas, iniciándose el abandono del modelo maoísta.
Las reformas comenzaron
en la agricultura (1979-1984) con la introducción de los contratos familiares
que llevo al desmantelamiento de las comunas populares, que consistió en
asignar tierras a los hogares que trabajaban en forma colectiva, dando
incentivos para que la explotasen en forma individual. En 1980 el 14% de las
comunidades se incorporaron a la producción por hogar, en 1981 es el 45%, en
1982 es el 80% y a finales de 1983 el 99%. Relajándose el control del Estado en
la agricultura, lo que permitió la creación de la pequeña industria creada por
los campesinos para satisfacer sus necesidades, absorbiendo la mano de obra que había quedado
cesante con el termino de las tierras colectivas. La senda de la privatización
rural termina en 1988, cuando la Asamblea Nacional Popular aprobó una enmienda
constitucional autorizando la libre compra-venta de la utilización de la
tierra.
La reforma de la
Industria desde 1979 llevo a la práctica primero la ampliación experimental de
la autogestión empresarial y la ampliación del sistema de responsabilidad
económica al 80% de las empresas industriales estatales y más del 35% de las
comerciales abarcadas en el presupuesto estatal, disponiendo de cierto poder de
autogestión en el planeamiento de la producción, en la compra y venta de
productos, distribución de ganancias, uso de fondos y nombramiento y
destitución de personal. En 1983 las empresas dejaron de entregar sus ganancias
al Estado, pasando a pagar impuestos sobre los beneficios.
En 1983 el partido
decide que el Estado puede proceder a la venta de las pequeñas y medianas
empresas que comprendían el 95% de todas las empresas estatales, vendiendo la
mitad de éstas.
En la década del 90,
comenzó una nueva etapa de reformas en la que las autoridades se centran en las grandes empresas estatales, las que el
2007 sumaban 122.000 y representaban el 11% del número total de empresas, las
que entregaban el 38% de la producción, las empresas privadas el 30% y el 32%
las empresas mixta.
El sector industrial
fue transformándose gracias a la gran inversión de recursos financieros
provenientes de la agricultura y al proceso de desregularización que permitió a
las empresas dedicar parte de sus beneficios a inversiones libremente decididas
o al pago de planes incentivadores de la productividad en el trabajo, e incluso
pudiendo las empresas retener parte de
las divisas obtenidas por las exportaciones, pudiendo estas incluso despedir obreros.
Adicionalmente, para estimular la productividad y la inversión se generalizo el
acceso cada vez más fluido al crédito bancario
y procede a desvaluar el Yuan,
disminuyendo el costo de la mano de obra, que permitió bajar sus costos de
producción e invadir el mercado mundial con manufacturas baratas, provocando la
quiebra de importantes empresas principalmente en los países del tercer mundo.
A estas medidas se
agregaron la liberación del comercio de servicios y los movimientos de
capitales, lo que se traduciría en el libre establecimiento de bancos y otras
entidades financieras extranjeras en el país. Al ingresar a la Organización
Mundial de Comercio (OMC) China inicia su liberación comercial empezando por
reducir drásticamente el proteccionismo de su arancel de aduana. Se incluyeron
los fletes, derechos de propiedad, seguros, establecimiento de entidades
financieras, etc. Para dar mayor flexibilidad a la economía se realiza una
reforma bancaria. También se incluyó la creación de un mercado único bursátil a
escala nacional, comenzaron a cotizarse en la bolsa grandes compañías
estatales, lo que junto con la creación de las Zonas de Comercio Especiales
(ZEE) atrajo el interés de los inversionistas de Estados Unidos, la Unión
Europea y Japón. Las primeras en llegar fueron Coca Cola, la industria hotelera
Sheraton In. y Holiday In. El 2004, 500 mil empresas extranjeras operaban en
China, principalmente industria de montaje. Entre 1990 y 2004 las empresas
estadounidenses en China habían obtenido más de 250.000 millones de dólares de
ganancias.
La industria privada
y las multinacionales cuentan con una mano de obra barata la que explotan en
forma intensiva, aprovechando la escasa experiencia de lucha sindical de la
clase obrera, ya que la mayoría estaba integrada por campesinos que tenían una
actitud sumisa heredada de la época
feudal y por antiguos trabajadores de empresas estatales, también ajenos a la acción
sindical. Parte del PIB destinado a salarios era del 56,5% en 1983 se reduce al
36% en 2005. Pero hoy en día se enfrentan contra sus explotadores en defensa de
sus propios intereses económicos, enfrentamientos propios de las contradicciones
de clase existente en una sociedad capitalista.
La Academia de
Ciencias Sociales de China advirtió el 2009 sobre las negativas consecuencias
que podría acarrear el aumento de las desigualdades en la distribución de la
riqueza, ya que el 0,4% de la población acumulaba el 70% de la riqueza. China
es el país del mundo con más billonarios después de Estados Unidos.
China el año 2011
tenía 2 billones de dólares en ahorro de divisas gracias a su modelo económico
basado en el binomio exportaciones baratas e inversión que le han permitido
desarrollarse como una potencia imperialista, llegando sus inversiones en el
exterior a 270.000 millones de dólares en ese año. Las cuales tenían por objeto
de proveer a China de materias primas de las que carece y así darle salida al
capital que disponía a través de
préstamos relacionados con sus exportaciones o a la construcción de
infraestructuras la que realiza con materiales y obra de mano china y como
parte del proyecto chino de consolidar su influencia internacional y asegurarse
la previsión de recursos, indispensable para mantener su crecimiento. En el
periodo 2009-2010 China supero al Banco Mundial como prestamista al tercer
mundo.
El 71% de sus inversiones están colocadas en colocadas
en Asia: en Kazajstán compra al gobierno
de este país los yacimientos de petróleo y la refinería Chimkent, controlando
el 21% de la producción de crudo, anunciando el 2008 la construcción del
gasoducto Kazajstan-China; Takmenistan el 2009 China inauguro un gran gaseoducto
que atraviesa Uzbekistan y Kazajstan hasta la frontera occidental china; en Tayikistan
China se interesa en los sectores de la minería, agricultura y otros proyecto
de gran escala; Irán provee petróleo a
China a cambio de dos reactores nucleares.
En África más de
2.000 empresas chinas trabajan en infraestructura, construcción, minería,
energía, transformándose en un importante socio comercial.
El 18% de sus
inversiones están en América Latina, según un informe del Foro económico
Mundial China es el principal socio comercial de Argentina, Brasil, Perú, Chile
y Uruguay, y el segundo de México., y ahora Venezuela y Bolivia. También tiene
inversiones en Estados Unidos, Europa y Oceanía.
China como toda
potencia imperialista ve la necesidad de proteger sus inversiones, sus líneas
de abastecimiento de recursos y ventas de productos, por lo que en estos
últimos años ha estado abocada a construir una armada poderosa basada en la
construcción de portaviones que le permita extender su fuerza de ataque más
allá de sus costas.
Estos cambios fueron
significativos en el abandono gradual del socialismo, más bien de una
democracia popular, o de un régimen burgues autoritario dominado por una
burocracia cívico-militar con una economía de capitalismo de Estado con dominio
creciente de la empresa privada, que el Partido “Comunista” chino llama
“socialismo de mercado” o “Socialismo con características china”.
Nota:
Para tener una
visión más amplia sobre el rol jugado por Mao Zedong en la “Construcción
Socialista en China” los invitamos a leer los siguientes artículos: “Mao el
Marx Asiático o el Jruchov Chino” y “Cerca de los errores de Stalin según Mao
Tse Tung” que forman parte del libro “El Camino de la Revolución Chilena”
publicado por la “Organización Comunista Recabarren” hoy Partido Comunista
Revolucionario.
Bibliografía:
Breve Historia de la
Economía Socialista de China (1949-1984). Ediciones Beijing Informa
El Siglo de China de
Ramón Tamames Editorial Planeta
El Desarrollo del
Socialismo en China de Peter Fraussen Edición INEM
China: Pasado,
Presente y Futuro de Alberto Javier Labrón Veija
China: Modelo de
Desarrollo Económico de Julio A. Dáz Vázquez
La Proyección de
China sobre Asia Central de Marcelo Javier de Los Reyes
Análisis de la
Estrategia Naval China y sus implicancias de Jorge E. Molina
Aspectos Económicos,
Militares y Políticos del Ascenso Internacional de China de L.Bolinaga
¿Comunistas Chinos?
De Xulio Ríos Portal Rebelión
China y EE.UU. se
Encuentran en África de Laura Deudón – Revista Pueblo
La pandemia del coronavirus se ha extendido en poco más de 100 días por todos los confines del planeta,
alterando todas las formas de relaciones sociales, llevando a cientos de miles de personas a la muerte; contagiando y
recluyendo en sus casas a millones. Ha
impactado la economía mundial, cuestionando el orden económico e institucional capitalista
utilizado desde la década de 1980 para asegurar la acumulación de capital; además, ha puesto de relieve el papel del
neoliberalismo en la destrucción causada, y también ha planteado interrogantes
sobre el modelo de vida social,
económica y política que seguirá como una nueva normalidad.
La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas
(CIPOML) se pronuncia ante esta situación, en los términos siguientes:
I.-
La
humanidad, y como parte de esta, de manera principal la clase obrera y el
pueblo en general, está siendo impactada por la pandemia de la Covid 19; un
hecho social tanto como una cuestión sanitaria, que con inusitada rapidez y amplitud geográfica ha conmocionado todo tipo de relaciones
sociales.
Todos
los países y pueblos del planeta han sido afectados de alguna manera y en
gradaciones distintas. Rara vez tantos países y pueblos se han visto afectados
en esta medida por algún evento.
La universidad
estadounidense John Hopkins ha informado que, al 20 de junio de este año, más
de 460 mil personas han muerto a causa de esta y 8,7 millones están
contaminadas. Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), da cuenta de que millones de personas han sido
confinadas en sus casas en cuarentena, muchas sufriendo hambre y otras carencias
materiales, al tiempo que se enfrentan a la pobreza extrema, en munchos países
sin acceso al apoyo público.
El
desempleo ha aumentado un 20 % a nivel mundial, agravando este problema, como
la pobreza general, que antes de los
embates de la pandemia ya alcanzaban
cifras alarmantes. La fuerza de trabajo
ha perdido valor, precisamente por el
crecimiento del desempleo y el constreñimiento de la actividad productiva.
En
muchos países, incluso los considerados desarrollados, los hospitales han sido
desbordados por la demanda de atención urgente, y las funerarias no han dado abasto a la
demanda de servicios fúnebres. Fosas
comunes para cientos de fallecidos han sido cavadas, y
traen a la memoria los peores momentos de guerras y catástrofes. Muchas
familias han sufrido el dolor de perder a los suyos, y de no poder siquiera
organizar unas honras fúnebres para despedirlos.
El
estado de sitio, el toque de queda, el
monitoreo a la privacidad individual por parte de los gobiernos mediante
recursos informáticos y otras formas de control, todos los cuales fueron
siempre protestados por los pueblos, han
devenido en medidas normales para combatir la
pandemia.
El
miedo, la impotencia y la incertidumbre contra el virus mantienen a millones de
seres humanos alerta, principalmente a las masas trabajadoras y a los pueblos
en general. La ineficacia de los servicios de salud y de los hospitales a
consecuencia de las políticas capitalistas neoliberales de privatización,
austeridad y recortes son, sin duda, la razón de esto y de la destrucción
causada por la pandemia. Es tal que no había suficientes camas e instalaciones
hospitalarias, con pacientes esperando en camillas en los corredores, equipos de protección inadecuado para los
trabajadores de la salud, donde se dejaba morir a los ancianos y los
vulnerables para dejar espacio a los pacientes más jóvenes. Es una verdadera
tragedia humana.
II.-
En el
período previo a la pandemia, los capitalistas estaban en un estado de ofensiva
en contra de los obreros y trabajadores en casi todos los países. De manera
particular en los sectores de educación y salud, los servicios públicos se
redujeron al mínimo, con los servicios de salud completamente paralizados. Con
el predominio de la confrontación entre Estados Unidos y China, las
contradicciones en los países capitalistas imperialistas se intensifican más y
la competencia se agrava. Estallando en un momento en que la economía
capitalista internacional se estaba estancando, el mundo enfrentó la pandemia
bajo estas caóticas condiciones. La burguesía mundial no pudo establecer un
enfoque conjunto y no llevó a cabo una lucha unificada contra la pandemia. Al
igual que en el caso de los miembros de la UE, que supuestamente está
unificada, cada país quedó librado a su suerte.
Esto
se demostró en la conducta de instituciones internacionales como la OMS, la
misma UNESCO, en tanto agencias de la ONU. Por ejemplo, Donald Trump acusó a la
OMS de colaborar con China y amenazó con retirar a EEUU de esta. A eso se suma
el esfuerzo desarticulado de la investigación de vacunas, que actualmente
avanza de forma independiente entre sí, lo que resulta en el desperdicio de
recursos y la incapacidad de utilizar los hallazgos científicos. Ahora no hay
duda que cualquier vacuna que se descubra se utilizará ante todo en los países
y las clases más ricas. En esas condiciones, no se podía esperar que las
instituciones del orden mundial neoliberal previnieran la pandemia y la
combatieran eficazmente, y así fue. Como tal, ni siquiera pudo definirse una
orientación general a la que se adhirieran los gobiernos nacionales. Han sido
cómplices por comisión u omisión de las multinacionales farmacéuticas, por lo
que quedan sin autoridad ante una gran parte del pueblo consciente y de la
comunidad científica y sanitaria progresista.
El orden capitalista neoliberal no tiene
futuro
La
investigación científica, que ha debido ser continua, porque anteriores virus
advertían la necesidad de hacerla rigurosa y sistemática, fue dejada a la
voluntad del capital, de las empresas que, vale la pena recordarlo, hacen
negocios con la salud y, de hecho, los
virus mismos son una oportunidad para hacer negocios y acumular más capital.
Los Estados hicieron uso de dinero público para
construir infraestructuras que entregaron a empresas privadas de manera directa,
o fueron privatizadas bajo el eufemismo de la gerencia mediante "patronatos"
integrados por títeres de las clases dominantes.
Fueron
congelados los presupuestos públicos destinados a investigación o reducidos de manera significativa, a un punto
tal que en gran parte de los países no hay partidas para ese capítulo vital para
el desarrollo social y económico, para la prevención y el combate efectivo de
virus, enfermedades y bacterias que afecten a seres humanos y a la naturaleza.
A las universidades públicas también les han sido restringidos los
presupuestos, inhabilitándolas por esa vía de hacer ciencia, y de aportar
conocimientos para prevenir y superar problemas.
Además,
la pandemia llegó cuando la mayoría de los servicios sanitarios, especialmente
los servicios clínicos y de atención habían sido privatizados, cerrado el
acceso a los mismos para las grandes mayorías populares, mientras que los
hospitales públicos que han logrado "sobrevivir" a las
privatizaciones, operan con enormes carencias y apenas pueden atender de manera
mínima afecciones a la salud de pequeños grupos del pueblo.
La
pandemia es un acontecimiento tanto social como sanitario. Afecta las
relaciones sociales, la producción económica y toda la actividad social y
cultural.
La
pandemia ha contribuido a la desaceleración de la economía capitalista mundial,
que de hecho ya estaba estancada y en proceso de acumular factores antes del arranque
de esta, mientras que actualmente está
agravando la crisis económica que comenzó durante ella. Combinada con la
destrucción del medio ambiente causada por el sistema capitalista, la crisis
está destruyendo las fuerzas productivas y la naturaleza, como lo planteó
Carlos Marx en el Capital.
El
proceso de la pandemia pone de relieve la necesidad de un nuevo orden social y
político. Ha hecho que esta necesidad sea aún más urgente, con sectores más
grandes de las masas trabajadoras tomando consciencia de las consecuencias del
capitalismo y comenzando a cuestionar su existencia.
Varios
ideólogos del mismo sistema capitalista coinciden en señalar que la normalidad
post COVID 19 deberá ser diferente a la anterior a esta.
En
este aspecto está planteada una disputa teórica y política. O sigue en pie la
modalidad neoliberal de la explotación capitalista, con el dominio del mercado
como principal ordenador de la actividad económica y social, y el capital
financiero como principal beneficiario, para lo cual no es de descartar que el
sistema tenga que recurrir a formas fascistas de dominio político.
O el
capital recurre a políticas neo keynesianas, con un papel importante del Estado
en la inversión y en la regulación de la actividad económica, acompañadas de políticas de concesión de migajas sociales
para la clase obrera y el pueblo en general.
Una
tercera posibilidad es la perspectiva del crecimiento de una salida
revolucionaria.
La
CIPOML se afirma en esta última. No dejemos a la burguesía las esferas
económica, social, política y cultural para que esta posibilidad pueda
realizarse. Como hemos visto, la burguesía se ha mostrado incapaz frente a la
pandemia, apeló a las masas a quedarse en casa, pero eso fue posible únicamente
para quienes no tenían trabajo. Nuestra dignidad humana fue violentada. Cientos
de miles, principalmente trabajadores de la salud, fueron forzados a trabajar
sin protección en hospitales, fábricas, en sitios de trabajo y en las calles.
El distanciamiento social no fue relevante para la mayoría de ellos. Este
también ha sido un período en el que hemos visto el valor que dan a la vida y a
las condiciones de trabajo. Ahora, en el nombre de una “nueva normalidad” somos
obligados a trabajar para garantizar la supervivencia del sistema capitalista.
Una
vez más hemos visto que los capitalistas no tienen nada para ofrecernos. En
muchos países ni siquiera repartieron máscaras faciales. Los paquetes de apoyo
económico contra la pandemia comprendieron exclusivamente el apoyo a los
capitalistas, que ascendieron a miles de millones, mientras las pequeñas
empresas recibieron muy poco y las masas trabajadoras fueron obligadas a
trabajar por ganancias, y todo lo que recibieron fueron falsas promesas. Los
hospitales ni siquiera nos sirvieron y ni siquiera pudimos completar las
pruebas. Los hospitales ya se habían mostrado ineficaces.
En
cada país habrá demandas específicas sobre las cuales se levantará nuestra unidad y lucha. Algunas exigencias en
las que podemos confluir y unirnos, no obstante entender la realidad específica
de los diferentes países, son las siguientes:
·
No aceptar la imposición de políticas y rechazar
el convertirnos en esclavos nacionales de los capitalistas.
·
En todos los lugares de trabajo debe garantizarse
condiciones laborales contra la pandemia.
·
La salud no puede estar sujeta al comercio y
lucro. La privatización de los sistemas de salud debería terminar, se debe
garantizar el acceso del pueblo a servicios de salud de calidad y de manera
gratuita.
·
Todas las instituciones y hospitales deben estar
bajo control público, es inaceptable el estado en el que se encuentra el
sistema de salud.
·
Se debe proporcionar el suficiente apoyo
financiero a la familia de los trabajadores que han quedado sin trabajo, que no
tienen ingresos suficientes o carecen de ellos para cubrir sus necesidades
esenciales. Las facturas de arriendo de vivienda, electricidad, agua, gas deben
ser cubiertas por el Estado. Las deudas de créditos de los trabajadores en esta
situación y de los pequeños productores y de los dueños de pequeños negocios
deben ser canceladas.
·
A pesar de ser llamada la “nueva normalidad”, no
está claro que la pandemia haya terminado o que no cause una segunda oleada.
Debemos luchar contra estas políticas de los capitalistas y de su sistema
capitalista que acerca esta posibilidad, que nos sacrifica en pro de su supervivencia
y provecho, mientras no se toman medidas para asegurar el futuro de la
humanidad.
Para
levantar nuestra lucha por estas demandas en contra del orden capitalista
internacional, que es el responsable de la pandemia, tenemos que tratar de unir
todo lo que sea políticamente posible, para golpear al imperialismo y a los
gobiernos capitalistas a su servicio. Los espacios donde se desarrollará esta
unidad incluyen campañas masivas, organizaciones sindicales, de profesionales,
iniciativas locales, organizaciones estudiantiles, de la juventud y de mujeres,
y varios frentes populares que reúnen a estas organizaciones y a los sectores
más amplios del pueblo.
Un orden revolucionario es posible y
necesario
La pandemia en curso es un terrible desastre. Cientos de miles de vidas humanas
se han perdido; millones de personas enfrentan hambre y diversas formas de
privación; crece el desempleo y se desvaloriza la fuerza de trabajo; y, el
grueso de la humanidad se mantiene en la incertidumbre, en miedo, con los
nervios de punta, como bajo una espada de Damocles.
Todas
las adversidades invitan a luchar en su contra. En la lucha en contra de la
pandemia, lo mejor de los seres humanos, la solidaridad, se ha hecho sentir
cada vez más. La pandemia y las posiciones que la burguesía tomó contra la
pandemia también han impulsado la reacción, el descontento y la ira de los
trabajadores y las masas trabajadoras contra los efectos del orden capitalista.
Esto se expresa en la mejora del sentido de solidaridad entre las masas
trabajadoras, así como en la tendencia creciente a tomar medidas para expresar
esta reacción, que es desencadenada por una variedad de razones.
La
pandemia ha contribuido a levantar el espíritu de solidaridad humana de
millones de personas en todas partes del planeta, en un mentís al “sálvese
quien pueda”, impuesto por el individualismo neoliberal. La gente comparte con otras lo poco que
tiene; busca cómo hacer más ligera la carga material y espiritual que
sobrellevan otros. Las redes locales de solidaridad que brindan apoyo a las
personas y trabajadores públicos, especialmente a los trabajadores de la salud,
han brotado en todo el mundo.
Es
notorio el interés de los científicos por dar lo mejor de si para ayudar a la
humanidad a salir rápido de esta calamidad; los profesionales de la salud, en
general, no reparan en poner en riesgo su vida para atender a las personas en
medio de todas las precariedades de los sistemas sanitarios
Digno
de mención es también la actitud de las celebridades del mundo del arte y la
cultura, que han estado ofreciendo sus creaciones y habilidades para animar,
elevar el espíritu de resistencia y fortalecer la esperanza de un futuro
vivible.
Todas
estas son tendencias que tenemos que ayudar a desarrollarlas y basar nuestro
trabajo en ellas. En medio del distanciamiento físico impuesto por la
cuarentena, las protestas populares van teniendo lugar. En un inicio, debido a
las circunstancias, fueron pequeños grupos. Pero esta tendencia que estaba
creciendo en muchos países antes de la pandemia, alcanzó proporciones masivas
con el asesinato de George Floyd, que compensó las amplias manifestaciones en
las que participaron cientos de miles de personas, no únicamente en los Estados
Unidos, sino casi en todo el mundo. Esta ola de lucha que estalla como
resultado de la ira de las masas, que se desarrolla en el período pandémico en
contra de la brutalidad del capitalismo, ahora nos presenta la línea de lucha
que podemos seguir.
La
CIPOML llama a la clase obrera y a las masas trabajadoras, a todos los
descontentos con la agresión del capitalismo y la falta de futuro a la que nos
ha condenado, a redoblar la unidad, la solidaridad y la lucha. Podemos alcanzar
nuestro futuro si nos unimos y luchamos en contra de la agresión neoliberal
capitalista que usurpa nuestras vidas y nuestro futuro.
¡El futuro es nuestro!
Comité Coordinador
Conferencia Internacional de los Partidos y
Organizaciones Marxistas Leninistas (CIPOML)
Junio, 2020
En Estados Unidos de Norteamérica se ha producido un
estallido social sin precedentes en muchos años, tanto por la amplitud de las
protestas como por sus expresiones de combatividad. El asesinato de George
Floyd, a manos de la Policía en Minneapolis, ha provocado que miles de hombres
y mujeres se tomen las calles de más de ciento veinte ciudades en todos los
estados del país, unificados con el grito «Sin justicia no habrá paz».
El rápido contagio de las protestas iniciadas en Minneapolis
y las connotaciones sociales y políticas que ahora tienen en todo el país,
expresan cuán reprimidas se encontraban en la población el descontento y el
rechazo a múltiples problemas, algunos de los cuales se han visibilizado aún
más y otros se han agudizado por efecto de la pandemia del Covid 19. Los
pueblos de EEUU rechazan el racismo, el deterioro de las condiciones de trabajo
y de vida, el vertiginoso crecimiento del desempleo (40 millones de desocupados
en los últimos meses), la alta tasa de
mortalidad por acción de la pandemia, que afecta fundamentalmente a los más
pobres, a los negros, a latinos, a los migrantes, la xenofobia y el
supremacismo blanco promovidos por el presidente Donald Trump y los círculos
dominantes de poder, es decir, es una lucha que cuestiona al sistema
capitalista imperante.
Los acontecimientos que hoy se producen en EEUU –que meses
antes los vimos en varios países de América Latina, Europa, Asia y África- son
fácilmente explicables al mirar cómo actúa el capitalismo sobre los
trabajadores y los pueblos para garantizar la reproducción del capital y el
incremento de las ganancias de sus propietarios. Sin embargo, las
movilizaciones en EEUU tienen una trascendencia e importancia particular, pues,
se producen en la principal economía capitalista-imperialista del mundo,
evidenciándose que las potencias más desarrolladas no están blindadas al
combate de las masas. Donde hay explotación y opresión, hay resistencia y lucha
de los trabajadores y los pueblos.
En todo el mundo, el descontento y repudio de los
trabajadores y los pueblos crece porque sus condiciones de vida se ven más
afectadas a medida que la economía capitalista se encoge. Los efectos de la
pandemia del Covid 19, sobre la economía mundial y de cada uno de los países,
afectan principalmente a los trabajadores, a los desempleados y subempleados, a
los sin casa, a los campesinos sin tierra, a los migrantes, a los sectores más
empobrecidos de la sociedad, lo que hace prever que nuevas revueltas, nuevas
luchas se extenderán en el mundo por justicia, por derechos sociales y
políticos, contra la opresión y la explotación.
La Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones
Marxista Leninistas (CIPOML) expresa su solidaridad con los trabajadores, los
jóvenes, las mujeres que se han levantado en lucha en los Estados Unidos y
condena la brutal respuesta dada por el gobierno de Donald Trump; rechazamos la
movilización de tropas militares y de la Guardia Nacional, la declaratoria del
estado de emergencia y toques de queda en varios estados, la violenta represión
que ha cobrado la vida de otros ciudadanos en las protestas que, no obstante,
no ha podido frenar la indignación y la presencia de miles de luchadores en las
calles.
Llamamos a los trabajadores y los pueblos del mundo, a los
partidos y organizaciones integrantes de nuestra Conferencia a mantener y
organizar nuevas demostraciones de solidaridad con los pueblos de EEUU y de
condena al imperialismo estadounidense.
Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones
Marxista Leninista CIPOML
Junio de 2020