martes, 27 de abril de 2021

CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL, CAMBIEMOS TODO PARA CAMBIAR NADA


 


Con el Estallido Social de octubre de 2019, las bases de la democracia burguesa y el sistema económico controlado por los grandes monopolios vieron peligrar la estabilidad completa del sistema capitalista, tal vez no por una revolución, dado el carácter espontaneo, sin dirección y por su composición de clase eminentemente pequeña burguesa, sino por la protesta anárquica sin interlocutores válidos con quien negociar, que paralizaron las grandes ciudades y centros industriales: Santiago, Valparaíso y Concepción.

Este movimiento de masas comenzó a fraguarse mucho antes de su aparición espontánea y sorpresiva. Tiene su origen en el giro definitivo hacia el modelo neoliberal a principios del año 2000 implementados por el gobierno de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet (Partido Socialista). El año 2001 hubo un cambio radical en la política económica, el Banco Central declaró el libre flujo de capitales y libero el tipo de cambio, dejando la economía a merced de los vaivenes del mercado internacional y sus crisis (1999-2002, 2008-2009 y 2013 -2017) el PIB se redujo del 7% al 4% lo que trajo una debilitación en la distribución del ingreso del 5,5 al 3,5.

Estas políticas neoliberales repercutieron directamente en la calidad de vida de los trabajadores y especialmente en el acceso a la educación, salud y sistema de pensiones, que hasta el 2020 lleva una caída de 16,49%. Como resultado comienzan las movilizaciones ciudadanas de forma masiva, “Revolución Pingüina” 2006, protesta de los estudiantes secundarios por la educación gratuita y de calidad, “Patagonia sin Represas” 2009, movimiento ciudadano en contra de los proyectos hidroeléctricos, “Marcha de los Paraguas” 2011, protesta estudiantil que continúa con las demandas por mejorar la educación, NO+AFP 2016, movimiento ciudadano que pide el fin del sistema de pensiones de capitalización individual por uno solidario de reparto y la movilización estudiantil feminista 2018. La convocatoria fue masiva llegando a reunir en su punto más álgido 400.000 personas en la capital, todas dirigidas por organizaciones sociales sin mayor presencia de partidos políticos.

El parlamento toma estas reivindicaciones con la promesa de legislar al respecto, pero todos los proyectos de ley concernientes a satisfacer las demandas fueron entrampados por el parlamento en su conjunto con discusiones y modificaciones eternas, que terminaron con estos proyectos congelados. La conjunción de todos estos factores produjo la una acumulación cuantitativa de movilizaciones, protestas, apatía hacia los partidos políticos y creciente abstención electoral, dando paso al salto cualitativo en el Estallido Social.

 

UNA SALIDA CONCENSUADA

Frente a la posibilidad de un descalabro económico, el gobierno empresarial de Sebastián Piñera hace un llamado a la oposición para salvar la democracia burguesa. Todos los partidos de oposición acuden al llamado. La Social Democracia, Democracia Cristiana y el Frente Amplio aceptan la invitación al dialogo con la excepción del Partido Comunista Revisionista, El 6 de diciembre, gobierno y oposición desarrollan la fórmula para salvar el estado burgués y su gobierno, una reforma constitucional, el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” que contempla un plebiscito para elegir una Convención Constituyente que redacte la nueva carta magna que reemplace a la de 1980 realizada en plena Dictadura de Pinochet.

El anuncio de la realización de este plebiscito permite dar una salida a la crisis y descomprimir la protesta, ya que el desgaste del movimiento sumado a los enfrentamientos cada vez más violentos de sectores anarquistas y del lumpen alejan a la pequeña burguesía, que encuentra una respuesta a sus múltiples demandas, reforzada por las promesas de la Social Democracia que una nueva constitución resolverá todos los problemas arrastrados por décadas.

Para esto se elige una comisión técnica entre los partidos firmantes del acuerdo para definir la forma como se conformará la convención y el tipo de sistema electoral a utilizar, esta comisión la integran 14 abogados, expertos constitucionalistas y/o cientistas políticos. Siete del gobierno y siete de la oposición, muchos de ellos ligados a grandes grupos económicos como Arturo Fermandois: lobista de grandes empresas, como Cencosud, la Asociación de Bancos y la Cámara Chilena de Centros Comerciales y Gastón Gómez, quien ha representado los intereses de la Asociación de AFP, la Asociación de Armadores de Chile y la Compañía Sudamericana de Vapores Austral.

 

LAS REGLAS DEL JUEGO

Se establece un quórum de 2/3, ósea que de un 100% de la Convención, un sector que obtenga el 33% + 1 de votos le basta para negar cualquier iniciativa que vote una mayoría, por lo que, si una mayoría votara eliminar las AFP’s, un sector minoritario que esté en contra de esta idea podrá frenar la iniciativa.

De acuerdo con el artículo 135 de la LEY 21.200, la actual Constitución seguirá vigente, mientras la Convención este en funciones, la soberanía reside en las autoridades que la Constitución establece, parlamento, tribunal constitucional, corte suprema y el gobierno y por último la Nueva Constitución no podrá modificar las sentencias judiciales firmadas y ejecutoriadas, así como los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes. Con ello, no se podrán tocar a los grandes monopolios extranjeros, aliados a los grandes empresarios nacionales, sus inversiones en las AFP´s, salud, educación, recursos naturales y estratégicos, etc.

De acuerdo con el artículo 141, se escogerán tantos convencionales como diputados se eligen en los distritos electorales (155) con el mismo sistema que rige la elección de diputados, el coeficiente de D’Hondt, o cifra repartidora, que beneficia a los grandes conglomerados ya que independiente de la votación de cada miembro de la lista, se asignan cupos según los votos obtenidos por la lista completa, dándose la paradoja que candidatos con un 1,5% de los votos salgan elegidos frente a un pacto mas pequeño o un independiente con más votos. También se asignaron cupos exclusivos para los pueblos originarios y la paridad de género con el objeto de dar una señal de inclusión que distrajera la atención del carácter excluyente del sistema electoral.

La ley N° 21.200 blindo el acuerdo, promulgada Piñera el 23 de diciembre de 2019, al modificar el capítulo XV de la Constitución vigente y desarrollar un cuerpo de reglas para llevar a cabo el proceso constituyente denominado: “Del procedimiento para elaborar una Nueva Constitución Política de la República”. Esto significa que los delegados constituyentes no podrán discutir y aprobar un reglamento de funcionamiento propio.

Tomando todo lo anterior es obvio que esta Convención Constituyente dista mucho de ser una Asamblea Constitucional con todas sus atribuciones, en que la asamblea pasa a ser el órgano superior de gobierno hasta que se elija el nuevo tipo de estado, nación y economía que elija el pueblo soberano y se convoque a nuevas elecciones bajo los nuevos términos, así como la de los poderes del estado

 

LA IZQUIERDA

Una vez aceptada la Convención en el plebiscito de octubre del 2020 por la mayoría del país, el Partido Comunista Revisionista se ve en la obligación de participar de las elecciones a fuerza de quedar fuera de los pactos electorales de la oposición y perder terreno con el Frente Amplio. Llama a los partidos de la izquierda extraparlamentaria a sumarse a su lista APRUEBO DIGNIDAD con el fin de obtener todos los votos necesarios para no perder su representación. Es así como los partidos que renegaban del proceso constituyente y llamaban a conformar asambleas territoriales como alternativa popular al sistema, cambian de opinión y marchan tras el revisionismo.

Aun cuando el PC revisionista abre cupos para independientes, no todas las corrientes de izquierda aceptan participar de esta oferta, así como muchos dirigentes sociales que no se sienten interpretados por los partidos políticos tradicionales.

El peligro que estos grupos desestabilicen las elecciones promoviendo la abstención o boicotearla, lleva al gobierno y oposición a promulgar una ley que facilite la inscripción de candidaturas independientes, requiriendo solo 300 firmas o patrocinios y no el 0,5% de los votos emitidos por distrito en la última elección de diputados, los cuales se inscribirán de forma electrónica en el Servicio Electoral sin necesidad de validarlas ante notario con el costo económico que implica, de esta forma toda la sociedad queda involucrada aumentando la legitimidad del proceso.

En promedio, participarán 42 candidatos independientes por distrito, en un total de 79 listas, generando una dispersión que solo perjudica a la izquierda. La derecha logro ordenar sus filas e incorporar a la ultraderecha pinochetista, mientras que la socialdemocracia va dividida, dejándole la ventaja.

Los tres grandes grupos representados en la convención serán: la Derecha con un 43%, seguida por la Social Democracia y Democracia Cristiana con el 31,6% y el Partido Comunista más sus aliados con el 19,6%, los independientes no pasarían del 1,2%. Ninguno de los grandes bloques alcanzara los 2/3 por lo que las negociaciones entre la derecha y los sectores mas conservadores de la Democracia Cristiana determinaran la agenda de una convención amarrada de pies y manos.

Cabe preguntarse el objeto de la participación de la izquierda en estas elecciones, una construcción de la derecha con la socialdemocracia que busca mantener todo en su lugar, usando las herramientas del estado burgués y generar la sensación de cambio en el pueblo y los trabajadores hasta el próximo estallido.

Es clara la falta de perspectiva revolucionaria de la izquierda chilena, que una vez más deja de lado el discurso combativo para correr a las urnas, aun sabiendo el resultado, no pierden la esperanza de conseguir algún día la tribuna desde donde harán el llamado al pueblo a sublevarse.

Mientras tanto la tarea de los marxistas – leninistas chilenos es seguir construyendo el partido de vanguardia en cada sindicato, fabrica y empresa, organizando los sindicatos de clase con vocación de poder, un movimiento sindical fuerte que permita hacer frente a los grandes monopolios, un movimiento poblacional de carácter combativo que luche por la vivienda la educación, la salud y el buen vivir, organizando a la juventud revolucionaria. En definitiva, un movimiento dirigido por los marxistas – leninistas en un frente con todos los partidos y organizaciones que impulsen un Gobierno Popular como primera etapa para la organización de los trabajadores y el poder popular para dar el paso a la insurrección de las masas hacia la Revolución Democrático Popular camino al Socialismo.

 

PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO DE CHILE

ABRIL 2021.

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