martes, 14 de septiembre de 2021

48 DEL GOLPE MILITAR FASCISTA




El golpe de estado cívico-militar de 1973 marco el fin de la vía chilena al socialismo, una experiencia que desde su inicio estaba destinada al enfrentamiento directo con la burguesía y el imperialismo yanqui, un choque para el cual no estaba preparado el Gobierno Popular, los partidos de la Unidad Popular ni el mismo Salvador Allende.

 

La confianza extrema en el sistema democrático burgués y la comodidad de los sillones del Congreso les hizo olvidar la larga tradición golpista de las Fuerzas Armadas que durante todo el siglo XX, ahogo en sangre cada intento de la clase obrera por lograr hasta la más mínima reivindicación económica que se saliera de lo que la patronal quisiera dar. 1924 contra Alessandri, 1932 contra el gobierno de Marmaduke Grove, Las matanzas de las salitreras Santa María, La Coruña, San Gregorio; el levantamiento campesino de Ranquil, la matanza en la Plaza Bulnes 1946, la toma de terrenos en Pampa Irigoin en el gobierno de Frei. Estos son algunos ejemplos de cómo actúa la Burguesía cuando peligran sus intereses, dejando en claro que el Estado, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y el Poder Legislativo están a su servicio.

 

Es difícil creer que el Partido Socialista, que en el Congreso de Chillan se declaro marxista-leninista y planteo la vía armada para llegar al socialismo, que el Partido Comunista, perseguido por la dictadura de Ibañez pretendieran construir el socialismo por la vía pacífica, creer en la vocación democrática de las Fuerzas Armadas y que con solo tener la mayoría parlamentaria los trabajadores llegarían al poder.

 

Hoy, mientras se asesina a los dirigentes mapuches en los territorios en lucha y se sigue reprimiendo a estudiantes y trabajadores,  se criminaliza las tomas y campamentos y las ollas comunes que no dan abasto, sesiona la Convención Constituyente, resultado del Estallido Social, como una forma de controlar el descontento popular, nuevamente vemos como los partidos y los auto declarados independientes vuelven sobre los mismos errores, desviando la energía que desató el Estallido Social entre cuatro paredes sin ningún resultado, estancados en discusiones de oficina mientras el parlamento sigue legislando sobre temas que ellos deberían resolver, matrimonio igualitario, el agua como bien de uso público, etc.

 

La tarea de los marxistas-leninistas, de los comunistas revolucionarios, no es buscar un lugar a la sombra del estado burgués, la tarea está en la organización de los trabajadores, hombres y mujeres que luchan por una vida mejor, construyendo sindicatos en todas las fábricas y empresas, no solo para dar la pelea económica, sino para desarrollar un sindicalismo con vocación de poder, un sindicalismo de clase. La lucha electoral es un instrumento más para su organización y para llevar el mensaje de los comunistas revolucionarios al pueblo. La tarea de un parlamentario obrero no es sentarse a vegetar esperando que aprueben alguna ley en beneficio del pueblo, es ir a la clase obrera y ponerse a su servicio, poner los medios que le entrega el parlamento para ayudar a su organización.

 

Debemos aprender de los errores del Unidad Popular, volver al camino que construyo Salvador Allende, pero teniendo en claro que el enfrentamiento con la burguesía es inminente y debemos estar preparados para ese enfrentamiento, que no será otra cosa que la respuesta armada de los trabajadores y avanzar a una etapa superior de la lucha de clases, la Revolución Democrática Popular, que consolidara el Poder Popular, una alianza de todos los explotados por los grandes monopolios, los trabajadores del campo y la ciudad junto a la pequeña burguesía urbana ( profesionales, intelectuales, pequeños empresarios y comerciantes)  que borrara del mapa cualquier intento por derribar el nuevo poder que avanzara hacia la construcción del socialismo en Chile.

 

 

¡¡COMPAÑEROS, LA REVOLUCION ES NECESARIA!!

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